Viengsay en Camagüey: Entre la elegancia del ballet y el alma del folclor
Cuando el Coro Vocal Desandann entonó “Kote moun yo” (¿Dónde está la gente?), Viengsay Valdés, la primera bailarina y directora general del Ballet Nacional de Cuba, se entregó al llamado del ritmo haitiano, con movimientos que evocaban una conexión profunda con sus raíces. En ese instante, la artista no solo era una figura de la danza clásica, sino un puente vivo entre la tradición y la modernidad, entre la técnica depurada y la expresión visceral del baile popular.
Minutos antes, allí mismo en el Hotel Plaza, durante la presentación de su biografía De acero y nube (2014), escrito por el sociólogo Carlos Tablada, Viengsay había compartido con el público momentos de una emoción sincera: “El secreto de cómo llegar a ese público es tener ese sentimiento genuino a la hora de actuar, a la hora de interpretar”.
A través del libro, su figura se presenta como un ser moldeado por su contexto, pero también como una voluntad activa que ha sabido transformar su destino. En su intervención, José Antonio Chávez, Premio Nacional de Danza 2023 y un referente del Ballet de Camagüey, elogió sus lecciones para ser cada día mejor bailarín. “La excelencia es muy poco común, pero los elegidos son los elegidos, y no podemos dejar de reconocer que ella es una elegida”.
Otra de las escenas significativas ocurrió cuando ella firmó su primer libro de la tarde. No era un ejemplar nuevo, sino uno gastado, marcado por la admiración de una niña de la Academia Vicentina de la Torre. Ese ejemplar revelaba el poder de la inspiración, la manera en que la historia de una bailarina excepcional puede calar en los sueños de otra, que apenas da sus primeros pasos en la danza.
Procedente de Granma y Santiago de Cuba, culmina este fin de semana aquí la gira del Ballet Nacional de Cuba, que ha previsto en el Teatro Principal de la ciudad, 22 y 23 de marzo, programas distintos. Este sábado será la gala por los 30 años de vida artística de Viengsay, quien subirá al escenario.
Para entender el porqué de Desandann, hay un dato en la biografía: aprendió creole, en sus primeros años de la mano de un empleado en la representación diplomática de sus padres.
La trayectoria de Viengsay Valdés es un testimonio de entrega y disciplina. Ella recordó los sacrificios, las victorias, los desafíos físicos que enfrenta un bailarín de élite.
“Sí, es cierto que ha pasado más de una década. Han sucedido muchísimas cosas. Tengo un pequeño niño de tres años y ocho meses. Volví a bailar, o sea, ese también fue un gran reto digno de plasmar en líneas porque fue dura la recuperación, fue intensa, pero lo he logrado. Y también, por supuesto, el tomar la dirección es una gran responsabilidad y un privilegio ser directora del Ballet Nacional de Cuba”.
El lazo con Fernando Alonso, uno de los grandes maestros del ballet cubano, marcó profundamente su formación: “Llegar aquí a Camagüey, sabiendo que fue su casa por muchos años, donde él desarrolló, perfeccionó, creó una compañía que logró hacerla en su esplendor con toda la calidad posible de nuestra escuela cubana de ballet, pues para mí es un honor estar aquí”.
Fue recibida en la sede de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey por la máxima autoridad política de la provincia, el vicegobernador y el director de la institución, entre otros funcionarios; antes de continuar al Hotel Plaza para la presentación del libro, y luego continuar sin reparos hasta la “Vicentina”.
Por Yanetsy León González/Adelante
Foto: Rodolfo Blanco Cué/ ACN