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jueves, noviembre 21, 2024

Verónica Lynn: “amo el teatro”

Abre la jornada Ciudad Teatral. Dice la actriz cubana Verónica Lynn que es un placer estar en Camagüey: “Si hay que estar de rodillas para agradecer, estoy yo ante ustedes”. Grande, Verónica, a sus 91 años de edad.

Esta mañana fue a la academia de las artes Vicentina de la Torre para contar experiencias como defensora del método de Stanislavski. Empezó así: “Yo quería ser actriz siempre, desde chiquitica”.

El diálogo, guiado por Yana Elsa Brugal, permitió recorrer la obra de la entrañable artista, a partir de anécdotas, remembranzas de directores y colegas, el asomo a escenas antológicas y fragmentos de videos.

“Uno de los personajes que no digo que prefiero, sino que quiero es mi Camila”, enfatizó acerca del papel en Santa Camila de La Habana Vieja, estrenado en 1962, el mismo año de otro rol descomunal como Luz Marina en Aire Frío.

“Camila no es una mulatica chusmita. Es un ser humano. Creo que la identidad de este tipo de mujeres es Camila, simpática, pasional, apasionada, solidaria. Es un personaje tan rico. Ama tanto a su hombre como a su santo”, añadió.

Con esa reflexión retomó un parlamento suyo en el mediometraje Video de familia (Humberto Padrón, 2001): “Lo que es, lo cree de verdad, y eso hay que respetarlo”.

En otro sentido alertó a los jóvenes y a los estudiantes presentes en el teatro de la academia camagüeyana: “Muchachitos, no sean creyentes de <<yo me las sé todas>>, y ese consejo también aplica para los de oficio.

“El resultado tiene que ser por un estudio y algo que aportes. Tengan presente la voluntad. La inmediatez de los medios te obliga a sentarte. Te acomodas y no buscas”, dijo tras mencionar elementos incorporados a partir de la observación.

“Cuando un actor se enfrenta a un personaje, su caracterización externa tiene que ir a la par de su caracterización interna, y si es posible, una condiciona a la otra”, añadió.

También fue rotunda en lo siguiente: “El actor se concentra pero no se abstrae”. Asimismo, debe estar preparado para dar solución a imprevistos en la escena, y si no queda bien: “Tienes como actriz que quedarte inconforme”.

Verónica Lynn desmintió un mito falso: “La gente piensa que cualquier persona puede ser actor por su naturalidad. Cuidado. Naturalidad no es organicidad. Cuando no se tiene experiencia y se acomoda es fácil caer en la naturalidad”.

Se refirió a la mala interpretación de las tres preguntas de Stanislavski ─qué hago, porqué y cómo─ en la búsqueda de la naturalidad, que no era la grandilocuencia en la que cae quien no tiene clara la escena ni recursos.

“El actor consciente que se acomoda no tiene perdón. Nunca estás bien siempre, incluso en lo que conoces de punta a cabo, y algo no te sale bien”, insistió la Premio Nacional de Teatro 2003.

Lamentó del gremio la falta de intercambio profesional: “Los actores no nos hablamos. Hay personas que el ego no les permite hablar de su trabajo. Es conocer nuestro trabajo, como lo hace el médico”.

Al dialogar, Yana Elsa presentó fotos del seminario Stanislavski siempre, fructífero por el experimento con alumnos de la Escuela Nacional de Arte, y el aprendizaje con siquiatras y sicólogos acerca del consciente y del inconsciente. Verónica confirmó que el actor habla y hace desde el preconsciente.

“Los seres humanos son excluyentes. Yo no. Yo soy dialéctica hasta el final. Hay que aprender que lo que hoy es una verdad, mañana no puede serlo”, fue otra de sus expresiones rotundas.

Además señaló acciones de ciertos espectadores: “Me duele como si fuera mi obra cuando alguien aplaude porque otros se han levantado, pero se sabe que en el fondo no aplaudiría porque no le gustó”.

“Cuando dicen <<una puesta muy interesante>> es como que no tienen nada que decir. Queda bien aunque no diga nada”, y como contraposición, ella prefiere calificar de “aportadora”.

Habló de Trotamundos, como sueño cumplido de su esposo Pedro Álvarez, quien anhelaba dirigir un grupo profesional luego de fomentar con ella el teatro en el movimiento de aficionados. Lo fundaron en 1989, pero él falleció.

“Sé dirigir actores pero no sé dirigir una puesta”, por eso ofrece la oportunidad a quienes le vea condiciones: “No creo que nadie fue brillante con su primera puesta”.

Con Trotamundos sigue en el montaje de Frijoles colorados, de Cristina Rebull, “pero ustedes saben que lo que pasa con los frijoles colorados es que no se acaban de ablandar”.

La jornada Ciudad teatral, prevista en Camagüey hasta el 25 de enero, brindará otras oportunidades de escuchar y aprender de Verónica Lynn, quien se despidió con humildad: “Amo mi carrera. Amo la actuación en general, pero yo amo el teatro”.

Y si bien confesó que no la hemos visto salir brava de una mala puesta, han sido incontables los grandes momentos de felicidad y motivo de orgullo regalado a su público. “Una buena actuación para mí es la gloria”. En efecto, Verónica también es un nombre de gloria.

Por Yanetsy León González/ Adelante

Foto: Alejandro Rodríguez Leiva/ Adelante