To’ Ta’ Bien… tres años después
To’ Ta’ Bien anda por la función 211. Esta obra de Freddys Núñez Estenoz ha cambiado tanto como nosotros en apenas tres años.
Duraba cerca de la hora y media. La entrada costaba 10 pesos y la cola para acceder puso de moda a Teatro del Viento como artículo de primera necesidad.
En el 2020 íbamos con nasobuco a la sala. La Covid marcó un vaivén de aperturas y cierres de la ciudad. Teníamos miedo a morir. Ahora tememos quedarnos cada día más solos.
Hoy a To’ Ta’ Bien le falta la mayoría del elenco que la estrenó y también de los técnicos. “Somos el Viento y estamos en todas partes” no es un juego retórico, ni un mero eslogan. Es la realidad.
El director prefirió el trueque de historias según los actores con que cuenta. Ha confiado a jóvenes escenas que no pierden vigencia.
Ya la obra alcanza las dos horas, y tal parece una sesión de terapia, un desahogo colectivo a través de la inmersión profunda al dolor punzante por nuestras heridas del día a día.
Freddys mantiene la estructura fragmentada del espectáculo, pues lo construye por pequeñas secuencias.
Al pulsar el tiempo mental desarma emocionalmente porque evoca estaciones de la felicidad, esa andanada de recuerdos bonitos anclados a la primera maestra, al primer beso, a la bicicleta china, a la mirada encantada por la paleta de colores que ofreció el televisor PANDA…
Cantar la banda sonora de los muñes que vieron los niños de hace 30 años cristaliza como un acto sanador. Cura nuestras heridas que ha cosido con el hilo mágico del amor por Cuba.
Tres años después de su estreno, vamos sin nasobuco. La entrada se reserva por guasá y cuesta un poco más, pero sigue siendo un precio módico.
La nueva temporada concluye este fin de semana. El sábado la función empieza a las 9:15 p.m. y el domingo a las 5:00 p.m.
Yo no veo To’ Ta’ Bien como una obra de desaliento, aunque verla duela. Para mí es una muestra evidente del arte que se resiste a perder el terrero de lo íntimo y el corazón de lo público.
Teatro del Viento se reinventa. Casi que vuelve a una etapa inicial de formación de actores. Hay jóvenes graduados hace poco y varios estudiantes de la Academia de las Artes Vicentina de la Torre.
Sigue siendo un privilegio disfrutar el desdoblamiento de una actriz descomunal como Ana Rodbers; ver a rostros menos experimentados pero que estremecen sobre la escena como Aliannis Sarduy Hernández
Que Freddys Núñez no se haya rendido, aunque no le han faltado motivos desde el mismo principio de la fundación del grupo en junio de 1999… Que Freddys Núñez persista con la mayor terquedad del mundo por edificar el alma de Cuba desde el teatro, nos mantiene la fe.
Hay gente famosa que no mueve un dedo por estimular la conciencia ni por hacer que su prosperidad no se valga de estrangular el bolsillo de los otros, de esas personas anónimas que aún son honestas consigo mismas y con los demás, que aún trabajan y sueñan con desvelo en la nación y por ella.
Por Yanetsy León González/Adelante
Foto: De la autora