Ruidos en Canto Adentro
Fue un cierre inesperado para el festival de trova Canto Adentro, anoche en el Parque Agramonte, cuando ante el público Luis Barbería decidió no cantar porque un equipo de audio se apagaba al recibir su gravísima voz.
Aquello sonó a acto de maleficio, a misterioso impedimento contra el concierto en el lugar donde más personas tendrían la posibilidad de escuchar una voz de la irreverente Habana Abierta, indiscutible banda sonora cubana de los noventa.
La indignación de Barbería llegó al grado sumo. Hasta es posible comprender ese rigor, esa condena al ruido, después de foguearse en el extranjero con técnica a full y preferir el sonido impecable y controlado del estudio de grabación.
A esta altura de su carrera grande, nada puede ensordecer los oídos ni coartar el sentido de su performance ni la intención con el instrumento vocal, porque transmite lo que decide él, no el artefacto de amplificación.
Como lo cortés no quita lo valiente, el tema del equipamiento de sonido dio varios dolores de cabeza durante el festival. Además, fue uno de los causantes del retraso del programa, porque en este Canto Adentro nada empezó a su hora.
En ese sentido, el concierto de apertura con el proyecto Trovesías en la Casa del Joven Creador quedó como una ecualización interminable o un mal ensayo. El sábado, en el mismo Parque Agramonte, se notaron los altibajos de una bocina durante la presentación de Ronkalunga, pero este grupo no armó la crisis.
Sin embargo, anoche se quebró esa línea finísima entre la imagen idealizada del artista y la persona real; la zona de la ética en la relación con el público que acude por voluntad, admiración, respeto y hospitalidad con el invitado.
Cuando Barbería con su voz de trueno se despidió, más de la tercera parte de los espectadores dio la espalda y se marchó. Quedaron quienes decidieron acompañar a los jóvenes trovadores investidos con la estafeta de lo nefasto.
En medio de aquel desánimo, Harold Díaz, el Dúo Mantra, Pedro Sánchez y Motivos Personales sí cantaron. Ninguno tiene un disco. Prueban escenarios, aprenden sobre la marcha, forjan su público. Ojalá alcancen toda la dicha del mundo con calidad musical, con el sentimiento y la humildad de anoche.
Por Yanetsy León González/ Adelante
Foto: Alejandro Rodríguez Leiva/ Adelante