Revivir la tradición, San Pedro de vuelta al fuego
Eran la 3:00 p.m. y el sol más firme que nunca parecía no ceder ante la multitud que se congregaba en la Plaza de los Trabajadores, de a poco fue cobrando forma el desfile, que revive cada año una de las tradiciones más representativas del pueblo camagüeyano.
A las 3:32 p.m. sonó la primera trompeta y con ellas la algarabía cobró fuerza; charangas de la urbe pusieron ritmo al entierro de San Pedro que este jueves 29 de junio dio el punto final como es costumbre a los jolgorios agramontinos.
Cinco mujeres vestidas de negro resguardaron el sepulcro entre lágrimas, bailes, flores, tambores y mucho pueblo, pues una vez más los camagüeyanos salieron a despedir al santo en el cuerpo de un muñeco a ambos lados de las calles, en balcones y techos.
Solo faltó la lluvia, invitada recurrente de las tardes del San Pedro y aunque algunas nubes grises asomaron por el cielo, el calor se apoderó del ambiente que rugía como fuego a cada toque de tambor o del grito estremecido de las viudas.
Pasaban las 4:00 p.m. cuando la caravana atravesó el puente y enrumbó hacia la Avenida de la Libertad, el ritual fúnebre cobraba fuerza en el de cursar de la travesía y más personas se sumaban tras el sonido de la rumba que no cesó por más de tres horas.
La Plaza de la Caridad dio la bienvenida velorio y después de las 6:30 p.m. aún las llamas no dejaban atrás el recuerdo del muñeco, San Pedro permanecía entre flores y lloronas, pero al fuego regresó llegado su momento.
Revivir la tradición forma parte de la identidad del pueblo, unido a los fenómenos religiosos, la cultura y el populismo, de esa forma se compone el diario acontecer de la Villa principeña, que agradece hoy los festejos y volverá en 365 días, sin faltar a la memoria, para recrear el entierro de San Pedro.
Por Claudia Artiles Díaz/ Colaboradora