René Fernández, ojo de titiritero en Camagüey
El cubano René Fernández, Premio Nacional de Teatro, compartió hoy con el colectivo del Guiñol de Camagüey, en esta ciudad que lo trajo de vuelta entre las personalidades invitadas a la Semana de la Cultura.
La sala me emociona, dijo el casi octogenario líder de Teatro Papalote, de Matanzas, al relacionar momentos trascendentales de su carrera y de su vida con un espacio de las artes escénicas fijado al imaginario del público.
“Admiro mucho el teatro de títeres nuestro. Es la especialidad que más ha luchado, que más se ha enfrentado a obstáculos y sigue vivo. El teatro dramático muere todos los días”, señaló.
René Fernández recordó a colegas ya fallecidos, entre ellos el director Mario Guerrero, el diseñador Pedro Castro y las actrices Zunilda Fabelo, Nancy Obrador y Argentina Herrán: “Esta ciudad tiene una larga historia teatral”.
“La gente piensa que nuestro arte es fácil. Nuestro arte necesita estudio, trabajo y dedicación. Lo fabuloso del titiritero cuando se enlaza con el muñeco es una virtud”, añadió.
El grupo camagüeyano, dirigido por Jesús Vidal Rueda Infante, mostró los muñecos para el espectáculo en proceso La niña y el elefante, basado en un cuento de Frei Betto. El estreno demora por la reparación de la sala y el entrenamiento de nuevos integrantes.
“En el teatro de títeres el actor no se hace solo con acciones y talleres. Necesita tiempo. He visto actores y titiriteros con un comienzo débil. Deben cuidarse del oportunismo, defender lo que hacen y sobre todo, hacer. Es lo único que nos va a aliviar”, insistió.
El maestro dio consejos técnicos y de calidad humana acerca de las emociones del trabajo actoral, la ética, la profundidad de la creación en colectivo, el carácter, la versatilidad y la imagen propia de la cultura titiritera.
“Traten de no ocultarse detrás del títere. Hay que disfrutar al actor, a ese intérprete capaz de animar un muñeco. Hay rigideces en la escuela, pero nuestro siglo exige liberar, sentirnos libres aunque eso no significa negar el pasado. El mundo de los títeres es una constante renovación”, explicó.
Casi al cierre del intercambio fue incisivo sobre el panorama escénico actual: “Aquí se hacen muchos inventos y se pone poco teatro cubano”. Además recomendó “ser receptivo a la crítica. Ni tú puedes matar la crítica ni la crítica te mata a ti. Hay que tener mucho ojo, el ojo del titiritero, esa doble mirada y siempre buscar el horizonte de lo que uno quiere lograr”.
La oportunidad de escucharlo y preguntarle va más allá de un regalo por el aniversario 510 de la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe. Deviene abrazo a quien representa la generación fundadora de ese tipo de compañía en el país. El próximo 15 de febrero el Guiñol de Camagüey cumplirá 62 años.
René Fernández mencionó las primeras agrupaciones de guiñol, abiertas en Santiago de Cuba, Santa Clara, Camagüey y Matanzas: “Ya de nuestro iniciático mundo creo que soy solitario. Hemos perdido muchas cosas. La vida es un tránsito”.
Por Yanetsy León González/Adelante
Foto: De la autora