Puntear la pieza: Economía feminista a la cubana
“Feminismo” todavía resulta una palabra casi “impronunciable” según la noruega Toril Moi, porque la militancia académica no ha logrado mejorar su imagen cultural. La falta de coherencia entre la teoría y la práctica también ha conllevado a la pérdida de terreno en el camino de construir otro paradigma social, algo que sí logra la investigadora cubana Maura Febles Domínguez.
La joven habanera ganó el Premio Calendario 2020 por el ensayo Model: Economía y feminismo en Cuba (Ediciones Abril, 2021). Acompaña la experiencia de una exitosa cooperativa de confecciones textiles en Centro Habana. Esta brinda un modelo diferente de gestión, erigido desde el consenso colectivo, con horarios flexibles y de verdadera emancipación para el género.
Ella parte de la desventaja femenina en la Cuba socialista. Lamentablemente hay talanqueras para analizar problemáticas sociales mientras las estadísticas omitan el desagrego por sexos. No obstante, algunos datos pesan como argumentos rotundos. Durante el <<proceso de idoneidad>>, por ejemplo, entre el 2010 y 2013 salieron del sector estatal 62 000 mujeres y solo 4000 hombres. Los hombres se encuentran en mejores condiciones para emprender un negocio privado. No obstante, las mujeres representan el 60 % de la fuerza técnica y profesional del país.
A través de Model… señala la falta de una propuesta política clara para la economía feminista; sin embargo, se evidencia la ética profesional de la autora y su activismo para trasformar la realidad al asumir la investigación de manera proactiva y actuante por la interacción directa con las investigadas.
Maura aporta una producción teórica y metodológica propia desde el saber feminista. Trastoca las nociones de “lo posible” y de “lo imposible” en plena sociedad patriarcal donde la idea del consumismo no deja margen a “una humanidad con equidad, igualdad y futuro”. En ese sentido, en la página 27 plantea: “En lo cotidiano construimos también otros sentidos del vivir bien. Es ahí donde podemos poner en marcha formas de vivir en armonía con la naturaleza, romper con la idea del bienestar a través del consumo”.
Para que el feminismo no cargue el castigo de lo innombrable, la palabra “economía” también debería recobrar el origen etimológico equivalente a “gestión del hogar”. Esa esperanza nos llega desde la imagen de cubierta, detalle de la instalación Tejiendo la calle, de la arquitecta y diseñadora española Marina Fernández Ramos, quien impulsó en su pueblo un proyecto de cooperación ciudadana. Este consiste en tejer parasoles para brindar sombra en las calles durante el verano. Retractilan con plástico fabricado de caña de azúcar.
La colección del Premio Calendario de la Asociación Hermanos Saíz suma un texto escrito de manera comprensible, trazado con profundidad y belleza al defender con razón y pasión cada idea, como ha sido propio en la tradición de la ensayística iberoamericana, y de quienes desde la literatura aspiramos a influir públicamente para hermanarnos en afectos y perfeccionar nuestro estado social.
Por Yanetsy León González/Adelante