Pequeña ofrenda de cumpleaños
Cuenta la leyenda y prueban los relatos históricos que la actual ciudad de Camagüey nació en el espacio donde se localiza el Parque Agramonte. Ese punto marca un kilómetro cero en el camino escrito de la identidad cultural de la región.
Es Camagüey el nombre taíno con que los habitantes prefirieron identificarse, por encima del Santa María del Puerto del Príncipe que durante siglos ubicó el lugar en mapas.
Ya no era la otrora villa fundada en las costas de Nuevitas que huyó del mar para sobrevivir, que después de mucho andar logró cierto sosiego tierra adentro, entre dos ríos.
Pero aquella fecha aproximada de la fundación, aquella fecha que ha levantado la polémica entre historiadores, aquella fecha quedó, por la fuerza de la tradición oral, afincada para siempre en el calendario de los afectos.
Por eso, el 2 de febrero es el día para celebrar el aniversario de la villa, sin puerto y sin príncipe, la villa mediterránea desde donde se ha erigido el santuario del arraigo, porque nadie duda que sus habitantes son cubanos únicos.
Que la plaza del alumbramiento simbólico deviniera parque nombrado como el héroe epónimo de Camagüey, también indica que justo en esta zona de la ciudad de calles sinuosas, se condensa un sentido de pertenencia, de sano orgullo.
Llegar hasta aquí, 508 años después, ha sido un ejercicio de resistencia, un desafío al tiempo, una prueba de los cimientos y del crisol de la patria chica, de la patria íntima que se desborda en los sentimientos y en la voluntad de seguir.
Era habitual, hasta la irrupción de la pandemia, que el día 2 el parque Agramonte acogiera la cancelación del sello postal alegórico al aniversario, pero la falta de previsión limitó la capacidad de gestión anticipada con la empresa de Correos.
No obstante, el anuncio de la cancelación quedó en el programa, y quien no fue o no lea el Adelante.cu la asumirá como acción cumplida; tanto como imaginará que la consiguiente ofrenda a El Mayor lo fuera en la justa medida.
Qué tristeza provoca la torpeza de esta mañana, los cuatro gladiolos con príncipes negros depositados en el monumento, en una patética escena formal que solo deja entrever los desenfoques de los festejos.
No hay justificación posible al lamentable suceso, porque la ofrenda más grande, la más bella y auténtica como la cultura, debería estar allí, al pie de la bandera de ribetes dorados que sí ondea rebelde en el corazón de ese sitio.
Hoy es el día principal de la Semana de la Cultura Camagüeyana, y su mayor argumento está en el parque Agramonte. En lo que dejamos de valorar y de reconocer se cuela el desarraigo. Solo diré un detalle: si la villa no hubiera nacido, tampoco existiríamos nosotros.
Por Yanetsy León González/Adelante
Foto: Alejandro Rodríguez Leiva/Adelante