
Camagüey- El 24 de febrero es día de connotada conmemoración patriótica para los camagüeyanos; pues además, de la evocación del inicio de la Guerra Necesaria, en fecha similar, del año 1912, en el lugar fundacional de la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, se levantó la estatua ecuestre que perpetúa la memoria del más ilustre hijo de esta tierra, el Mayor Ignacio Agramonte y Loynaz. Una corona de laurel marca la tradición del homenaje del 24 de Febrero.
En las palabras de recordación, el historiador Fernando Crespo, significó los detalles de aquel acto, que como entonces, comenzó a las nueve de la mañana, “con las campanadas de la Iglesia Mayor, aledaña al Parque, y el Toque de Silencio, que tuvo a su cargo Juan Antonio Avilés, el corneta que sirviera bajo las órdenes del Mayor General Ignacio Agramonte, en Jimaguayú.
Desde aquella fecha, hace 103 años, la Plaza Mayor se convierte en Parque Agramonte, sitio también considerado como el centro fundacional de la vieja Villa Principeña, y donde otro 24 de febrero, “se entregó al Alcalde de la Ciudad, la Declaratoria de la UNESCO, que reconoce el núcleo urbano más antiguo, como Patrimonio de la Humanidad”.
En el Parque Agramonte, se reunieron niños, jóvenes y camagüeyanos, para ratificar “el compromiso y la responsabilidad de preservar y conservar la ciudad histórica, y todo lo que se encierra entre sus calles irrepetibles”.
El 24 de febrero de 1997, 85 años después de la inauguración del conjunto escultórico dedicado a Ignacio Agramonte y Loynaz, fue creada la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, (OHCC), entre cuyos propósitos figura, velar por el Patrimonio Histórico Cultural, para enaltecer los rasgos de la Identidad Camagüeyana.
En esta connotada jornada patriótica, se colocó una corona de laurel sobre la figura de bronce que representa a la Libertad, hecho devenido tradición y tributo cada año en Camagüey.
Autor: Miozotis Favelo Pinares
Fuente: Radio Rebelde
Tomado de: http://www.radiorebelde.cu/
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