No para la rumba de Rumbatá
El disco Mi rumba no va a parar, cuarta producción musical de la agrupación camagüeyana Rumbatá, se califica como “un tesoro dentro de la fonografía cubana”.
Así lo distinguió la musicóloga Heidy Cepero Recoder, encargada de las notas discográficas, y agrega que ello se debe a que el conjunto sabe agrupar rumbas antiguas y recientes con elegancia y conocimiento profundo, y logra una pluralidad en la mezcla con la trova, el rap, la conga y ritmos caribeños.
Según publicó el sitio digital del periódico Adelante, el CD es el primer fonograma con el sello Bis Music grabado en el Estudio Caonao en la ciudad agramontina, perteneciente a la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), el que se trabajó en sesiones cuidadosas a inicios de la pandemia.
Mi rumba no va a parar está dedicado a la memoria de los cantantes Reinaldo Betancourt y Nerina Calderón, y del percusionista Idael Soler, quien llegó a grabar tocando el quinto, el cajón y el tambor batá.
Para esa producción encauzada por Manolito Simonet, su productor musical estrella, registraron dos canciones habituales en el repertorio de la agrupación, pero que no habían quedado en ninguno de los fonogramas anteriores. Se trata de Ventolera, de la autoría de José Luis Estremera, y La masa, del cantautor Silvio Rodríguez, quien accedió a participar de una versión al estilo batá-rumba, con cambios de métrica y una representación desde la columbia.
Crece la huella de músicos folclóricos con inigualable gestión discográfica desde Camagüey al mundo: Rumbatá (EGREM, 2008), y con Bis Music La rumba del siglo (2010), Gracias a la rumba (2016) y Mi rumba no va a parar (2022).
Por: Granma
Foto: Leandro Pérez Pérez/ Adelante