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martes, diciembre 03, 2024

Misticismo y energía femenina en exposición de Lasseria

Todo un festín visual y sonoro que integra danza, música y simbolismo. Así fue la apertura de la nueva exposición de Oscar Lasseria en la galería Fidelio Ponce de León, de esta ciudad. Un ambiente vibrante y lleno de significado para su muestra titulada Mujeres.

Fue una experiencia profundamente espiritual y artística, marcada por la apertura con tambores batá y una acción performática con la agrupación Rumbatá. La influencia de la religión yoruba se hizo sentir de manera poderosa. Lo espiritual que está en la obra de arte, nadie lo puede negar, afirma Lasseria. En efecto, eso también estaba en el aire. “Mi historia está en cada obra que hago, y cada símbolo que está allí está plenamente justificado”, añade.

La pareja de bailarines de Rumbatá avanzaba con gracia por el espacio. El muchacho con la energía y el fuego de Changó. La muchacha encarnaba a Yemayá, y era su movimiento el de las olas. La danza como homenaje a la fuerza y la fertilidad transformaba la galería en un escenario ritual.

Esta es la misma galería donde años atrás expuso De los Orishas a los Beatles, donde representó un largo proceso de investigación, depuración de ideas, y una búsqueda personal para encontrar los materiales, colores y formas perfectos. Hoy, toda esa evolución está reflejada en sus lienzos. La exposición incluye la poesía de Yadira Troche Nerey, un diálogo poético con las pinturas.

Con la muestra Mujeres celebra 55 años de vida artística. Él ha estado explorando temas esotéricos en la última década, pero como él mismo dijo, “mi historia está en cada obra que hago”, y los símbolos en sus lienzos cuentan más de lo que podemos imaginar.

Desde el otro extremo con pasos reposados desfilaban los maniquíes del proyecto de esculturas vivientes de Teatro de Luz, con su caracterización de varias deidades del panteón yoruba. Estas figuras, reconocibles, crean un puente entre el arte plástico y la performance. Su presencia añadió una dimensión escultural a la exhibición, haciendo que el espectador sienta que los orishas están de pie entre nosotros, observando y celebrando esta fusión de culturas.

A medida que se avanza con la mirada a los cuadros, los colores vibrantes y los símbolos presentes en cada cobran significado. Peces nadando en aguas profundas, plumas de lo etéreo y mujeres empoderadas llenas de vida, invitan a descifrar la narrativa que Lasseria ha tejido con maestría. “El arte tiene una ventaja: hace predicciones”, reflexiona el artista, recordándonos que cada cuadro es un portal a un mundo donde lo espiritual y lo material coexisten.

Las declaraciones de Lasseria resuenan en cada rincón de la galería. “Aquí el arte es un sincretismo, y cada obra es un paso en mi viaje personal”, comparte, mientras su obra se despliega ante nuestros ojos. Cada cuadro no es solo una representación visual, sino un testimonio de su trayectoria: desde las dificultades de ser censurado en 1976 por “problemas ideológicos”, hasta su renacer en la cerámica, que lo llevó a la pintura que ahora todos admiramos.

Artista prolífico y lleno de vida. Cumple 74 años este domingo. Es admirable cómo sigue manteniendo viva la llama creativa, a través de la pintura, y con su profundo respeto por lo espiritual y su búsqueda constante, alguien que sigue explorando y reinterpretando su legado.

“La gente que se rompa la cabeza, porque también uno tiene el derecho a la privacidad”, dice sobre los significados ocultos en su obra. En esta fusión de elementos, el espectador se convierte en testigo de una acción performática maravillosa que celebra a Lasseria y la rica herencia cultural que representa.

Oscar Lasseria ha logrado crear un espacio donde la historia, la espiritualidad y la expresión artística se entrelazan en una danza sublime. En Mujeres, se mira el arte; se siente, se vive y se respira, convirtiéndose en parte de una experiencia única que trasciende el tiempo y el espacio. La galería se transforma en un santuario donde las energías del pasado se encuentran con el presente, para recordarnos que el arte es, en esencia, un puente entre lo humano y lo divino.

Por Yanetsy León González/Adelante

Foto: José Antonio Cortiñas Friman/OHCC