Maestro Guido López Gavilán departió con el público camagüeyano
Camagüey- Recientemente, nuestra ciudad tuvo el lujo de recibir al maestro Guido López Gavilán, un director de orquesta reconocido por su capacidad para desatar verdaderas tempestades musicales en los escenarios de Cuba y el mundo. Su visita tuvo un motivo especial: presenciar la graduación de su pupila, Dailenis Cruzata Gómez, quien asumió el reto de dirigir la Orquesta Sinfónica de Camagüey como ejercicio final.
Aunque en esta ocasión la batuta estaba en manos de la joven estudiante, resultó inevitable que la atención se desviara hacia el hombre que ha dejado su impronta en varias generaciones de músicos durante más de cinco décadas en el Instituto Superior de Arte de La Habana. Sentado discretamente entre el público de la Sala de Conciertos José Marín Varona, López Gavilán podría haber pasado desapercibido para quienes no conocen su rostro. Sin embargo, más que un gesto de timidez, su presencia reflejaba el profundo respeto que siente por sus discípulos como profesionales.
Aprovechando la oportunidad de tener frente a mí a una de las figuras más influyentes de la música académica en Cuba, no dudé en entrevistarlo para conocer más sobre su trayectoria. Con su mirada atenta y un café en mano, comenzó recordando sus raíces musicales: “Mi papá fue uno de los fundadores del Trío Taicuba. Yo solía verlos ensayar en casa. A ellos les debo el aprecio que siento por Los Panchos, Matamoros y otros tríos igualmente reconocidos.”
Desde pequeño estudió piano con sus padres, además de guitarra y violín, aunque en un principio no veía la música como una carrera. “Lo hacía más bien como una necesidad espiritual; en algún momento hasta quise ser ingeniero. Pero quemé las naves y decidí que lo mío, definitivamente, era la música.”
Así comenzó un camino que lo llevaría a los grandes auditorios de Cuba y el mundo. Se graduó en 1966 de Dirección Coral en La Habana con apenas 22 años y, poco después, obtuvo su título como director de orquesta en el Conservatorio Tchaikovsky de Moscú, una de las instituciones más exigentes en la formación clásica rusa. “Fue una época de oro. Mis profesores eran instrumentistas, compositores y directores de altísimo nivel. También tuve la oportunidad de escuchar orquestas soviéticas y otras en gira, como las de Viena, Nueva York y París. Estar en contacto directo con lo mejor del mundo te marca para siempre.”
Al preguntarle por sus referentes, menciona a músicos cubanos insustituibles como Alejandro García Caturla y Amadeo Roldán, además de colegas de su generación, como Harold Gramatges y Leo Brouwer. “Estoy muy marcado por la música que nos identifica como cubanos, aunque no se escucha tanto como quisiera”, afirma.
Este comentario da paso a una conversación sobre los desafíos actuales para los músicos de concierto en Cuba. “Los retos son muchos y variados, empezando por los materiales. Sin un respaldo económico adecuado, ninguna orquesta puede sostenerse: hacen falta instrumentos, transporte y otros recursos difíciles de conseguir. Tampoco es un secreto el éxodo masivo de talentos en busca de nuevas oportunidades, lo que nos obliga a renovar constantemente esos vacíos.”
Otro desafío clave, según el maestro, es la valoración de la música de concierto dentro de la sociedad. “Uno se vincula a este mundo por una vocación profunda, pero para consolidarse se necesita entrega y sacrificio. No es lo mismo estudiar ocho horas diarias de piano que tocar una melodía popular que te hace famoso en un abrir y cerrar de ojos.”
A sus 81 años, López Gavilán sigue activo en la enseñanza, un campo que considera imprescindible. A pesar de la enfermedad de Parkinson que afecta su mano derecha, continúa componiendo y dirigiendo la orquesta Música Eterna, un proyecto integrado por jóvenes músicos que este 2025 celebra su 30 aniversario.
Su legado es innegable. Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Música y es miembro del Colegio de Compositores Latinoamericanos de Música de Arte. También recibió un reconocimiento de la Orquesta Mexicana Carlos Chávez como director extranjero más destacado, ha impulsado el desarrollo del Movimiento Sinfónico Juvenil en Cuba y, probablemente, es el director que más orquestas sinfónicas ha conducido en el país, incluyendo la Nacional, la de Matanzas, Camagüey, Villa Clara y Oriente.
La pasión y la disciplina han definido la carrera de Guido López Gavilán. En cada concierto, cada clase y cada composición, sigue demostrando que la música es, más que un arte, un compromiso de vida.
Por Chelsea Martínez Riera /Estudiante de Periodismo
Foto: De la Autora