Portal Cultural de Camagüey

jueves, noviembre 21, 2024

La magia de Calendario

Cada domingo justo a las 9:30 de la noche se escucha en la mayoría de los hogares cubanos: “Ya va a empezar, ya va a empezar”. Como luciérnagas encienden los televisores y Calendario ilumina cientos de rostros que tras el ajetreo dominical ansían luego de toda la semana un capítulo más.

Calendario está marcando una pauta entre los jóvenes, quienes han encontrado en la serie una representación de su vida diaria y de problemáticas latentes en la sociedad actual. Temas como la homosexualidad, la adolescencia, la emigración, la infidelidad, los conflictos familiares y la violencia llevan directamente al análisis y compresión de muchos de los aspectos que por cuestiones de tiempo o estereotipos las familias evitan tratar.

Resulta esperanzador ver cómo a través de métodos de enseñanza diferentes la profe Amalia logra llegar a sus alumnos y despertar sentimientos en los televidentes. La poesía sin dudas trasciende al guion y en varios centros docentes a modo de copia sana y como fruto de lo que los estudiantes llaman “lo que se está usando ahora” ha comenzado a emplearse como un recurso.

Es inevitable percibir la repercusión que tiene cada capítulo entre quienes la vemos, en las redes sociales, escuelas, parques, centros de trabajo, barrios se escuchan las opiniones que la población tiene respecto a cada uno de los tópicos abordados, los cuales resuenan como campanitas de notificaciones en tiempos en los que se torna difícil para los creadores llegar a la juventud y hacer audiovisuales para adolescentes supone un gran reto, sin embargo Calendario llega a este grupo.

La responsabilidad de los padres y el mal manejo de las funciones de la familia quedan expuestos, por ejemplo, en el caso de Orestes. Para muchos de nosotros es casi imposible dejar de remontarnos a esas etapas de nuestras vidas en las que conocimos casos similares que si hubieran tenido la suerte de encontrar una profesora como Amalia estarían en circunstancias diferentes. El tratamiento de ese fenómeno va dirigido a la necesidad de lograr en nuestras escuelas una formación y un ejercicio pedagógico que realmente inste a inculcar sentimientos desde edades tempranas y enseñe el valor de las esencias, de lo que va más allá de lo superficial.

Con cada capítulo observamos la metamorfosis de los personajes. El caso de Maritza es sin dudas uno de los que más afecta en estos últimos tiempos por el indebido uso de las nuevas tecnologías para la realización de fotos y vídeos de carácter sexual que pueden llegar a dañar seriamente la integridad de las personas, a eso súmele la adicción a juegos, redes sociales y chats. Es necesario despertar en la conciencia de las nuevas generaciones una alerta ante este tipo de situaciones.

Pesa el tema de la violencia hacia la mujer con Yankiel el hermano de Amalia, que, como la mayoría de las personas violentas, encuentran en los celos la justificación de su abuso. Calendario invita a la reflexión y se erige como una aspiración de lo que debe ser la sociedad cubana.

Los talleres literarios, el círculo de interés, los programas culturales que se muestran son un reflejo de lo que necesitamos generalizar en la sociedad, una labor desde lo profundo que demuestre que lo raro no está mal, que en las diferencias reside el crecimiento, que la cultura más que una palabra deviene la raíz de cuanto se va aprendiendo y perdura en nuestras mentes.

Es imposible no emocionarse con cada verso interpretado. Muchos hemos llorado y reído. Aún queda por recorrer entre líneas, pero nos vamos quedando con las enseñanzas y con esas palabras que suenan diferentes, mas encierran significados profundos, hermosos, nuevos.

La serie expone el amor, lo ha hecho de una forma especial y única como en el poema de Bruno. Es invaluable la confianza entre los muchachos y la guía, más que su profesora, una amiga… ahí radica la magia de Calendario: el valor del amor, la familia y la amistad.

Por Maday Cala Tabarcia/ Estudiante de Periodismo

Imagen: Archivo