Portal Cultural de Camagüey

sábado, noviembre 23, 2024

La madera de Virgilio

Virgilio Loret de Mola expone en la galería Fidelio Ponce de León. Cada pieza es una joya sacada de antiguas maderas del Camagüey, aunque la superficie simule una tersa y luminosa piel. Peces de otra ciudad tituló la muestra prevista hasta finales de agosto, porque figura entre las escalas de las rutas veraniegas de la Oficina del Historiador de la Ciudad.

Hay 17 obras de diferentes años. Cada pieza lleva al desarrollo de una tesis de bifurcaciones conceptuales y vindicación del oficio. Pertenecen a su colección. Muchas premiadas. Niñas de sus ojos que no niega al público pero que al menos hasta hoy, no regala ni vende.

Con las manos, durante unos 30 años, ha demostrado la probabilidad de un tronco de ser dúctil y maleable. Queda evidente en la instalación Intercambio simbólico entre voluntades de poder (2006) de la maquinita metálica de moler frente a la réplica en madera, y con la sombrilla Ciudad andariega (2014) A la verdad, eso aflora en todo.

Si además quiere saber cómo hace de manera cotidiana, puede llegar a su galería en la calle Hospital #174A. Al frente tiene el taller. Desde temprano deja ver su trabajo en vivo.

─Usted sabe los secretos de la madera. Cuéntenos del proceso de sacar de un tronco otras formas bellas.

─El proceso creativo es muy bonito, pero complejo. Debes saber interpretar, ver cosas que otras personas no logran ver, y desarrollarlas hasta expresar la idea. Utilizo maderas antiguas, envejecidas en el Camagüey. Tienen 60, 70 y 80 años, de ahí los valores cromáticos acentuados. La fusión de varios tipos recrea visualmente esa riqueza, igual que con elementos de orfebrería, como en Ciudad andariega. No utilizo barnices ni nada sintético. Uso pulimentos naturales.

Virgilio reproduce sus propias herramientas. Magnifica el martillo En el comienzo de todo (2023). También el compás, las barrenas y la hoja de sierra circular de Salto de fe (2023). Ofrece la bienvenida con la enorme garlopa de Limpia-arte (2010), primorosa en el detalle de los rizos conformados cuando desbasta el material e impactante por la precisión con las dimensiones llevadas a otra escala.

Podemos considerar esos instrumentos objetos de culto, pero no los únicos. Las figuras delatan la devoción por las formas reales o imaginadas. Sus Pinochos encarnan una serie de introspección y sutilezas en torno a la condición humana.

El título de la muestra remite a la canción Peces de ciudad de Joaquín Sabina, aquella en la que el cantautor español lamenta: “y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar”; en cambio, la curadora Teresa Bustillo identifica a Virgilio como esa “isla segura”.

“A través del título, Teresa me ve como persona y como artista; insiste en rasgos de mi trabajo como la pureza, la limpieza, temas de la identidad de la persona, sus cualidades. Así marcha el orden de la museografía. Damos entrada y salida a la exposición con humildad, para llegar al corazón de las personas”, explica.

─Esa es la lectura de Teresa, ¿usted se siente realmente un pez de ciudad?

─Pez es simbólico, es persona. Estamos entre artistas y escogemos el simbolismo, tanto a la hora de llevarlo a una muestra de hechos personales como de ella con las palabras. Buscamos la armonía del texto con la obra.

─Cuando me dicen pez, pienso en el mar. ¿Será por vivir tierra adentro?

─Es la añoranza del camagüeyano. Provengo de familias que fundaron la antigua Villa de Santa María del Puerto del Príncipe. Mi apellido Loret de Mola viene de Francia, de una pareja asentada acá. De ahí salió la ascendencia. En Ciudad andariega está la sugerencia de los portales, además, los paraguas en movimiento parecen urbes andantes y Camagüey tuvo tres asentamientos. En general, somos cubanos en nuestra ciudad, grandes y ricos en sentimientos.

─En usted conecta bien la expresión popular de “tiene madera de artista”. ¿Cuál árbol lo retrata?

─No sé si alguna persona se puede semejar a un árbol. Prefiero las maderas antiguas por las acentuaciones cromáticas, la textura… como el ácana y la caoba. Me apasiona la variedad rica de Cuba, la facilidad para trabajarlas y luego el asombro de quien aprecia cómo “un palito viejo” toma otra actitud, otra forma y puede conversar con nosotros.

Invitamos, pues, a visitar la galería Fidelio Ponce de León. Recorrer con la mirada cada escultura de Virgilio entraña una experiencia con la memoria cultural, porque salvaguarda el legado de una práctica artística, herencia legítima del viejo oficio de ebanistas y carpinteros, aquellos hombres modestos, artistas anónimos a quienes debemos las primeras cunas y espacios de abrigo del camagüeyano.

Por Yanetsy León González/ Adelante

Foto: José Antonio Cortiñas Friman OHCC