Gustavo Sed Nieves
Cada 2 de febrero, al cumplirse un aniversario más de la otrora Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, se cumple también otro año de la desaparición física del último Historiador de la Ciudad, Gustavo Adolfo Sed Nieves.
La museóloga Lourdes Serrano, especialista de la Casa Natal de El Mayor, quien lo tratara por varios años, asegura que Gustavo tuvo una única novia, una sola madre, una sola compañera, a la que se consagró plenamente: La Historia del Camagüey.
Sed nos dejó cuando apenas contaba 57 años de edad, de ellos, más de cuarenta dedicados fundamentalmente a esta labor.
Su inclinación y pasión por las investigaciones históricas comenzaron desde la década del 50 del siglo XX, cuando conociera al historiador Abel Marrero Campanioni. El Alférez de Sanidad Militar del Ejército Libertador en la Guerra de Independencia de 1895, aquejado de la visión debido a su avanzada edad, recibía la ayuda desinteresada de Gustavo en la revisión de los cientos de documentos históricos que atesoraba. Muy joven todavía pudo acceder a materiales de suma importancia, adentrándose así en el mundo de la Historia Local.
Fue igualmente dichoso Sed por conocer, a través del propio Abel, al comandante Miguel Varona Guerrero, quien fuera ayudante del Generalísimo Máximo Gómez Báez. También a Ernestina Varona y del Castillo, hija del notable pedagogo y filósofo camagüeyano Enrique José Varona de la Pera, y a Herminia Agramonte Simoni, hija de El Mayor Ignacio Agramonte y Loynaz. Esta última le facilitó copiosa información familiar, fotografías, recortes de periódicos y el libro Ignacio Agramonte y la Revolución Cubana(1).
Esto le valió para aportar diversas informaciones y poder asesorar las distintas actividades de carácter histórico y cultural que se desarrollarían en la ciudad en el marco de la conmemoración por el centenario de la caída en combate de Ignacio Agramonte. Además condujo los estudios de la más relevante figura camagüeyana como asesor de los equipos de investigación de la historia local, integrado por estudiantes, trabajadores, militares, miembros de organizaciones populares, entre otros.
A la par, Sed colaboraba de forma gratuita en el Archivo Histórico Provincial, del cual fue uno de sus fundadores, y donde libró una meritoria labor por el rescate y conservación de la voluminosa documentación allí atesorada.
Más tarde fungió como especialista en el Museo Polivalente Provincial, institución donde trabajó la mayor parte de su vida y donde contribuyó a la creación de un cuerpo de investigaciones dedicadas a reseñar los principales acontecimientos históricos de la ciudad.
Como miembro del Consejo Científico Asesor de Investigaciones Históricas del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba, Sed desempeñó la decisiva tarea de atender la elaboración del período de La Colonia, lo cual cumplió satisfactoriamente. Fue en este equipo donde se aprovecharon al máximo sus valiosos aportes a la historia camagüeyana.
Asimismo fue coautor de Camagüey y su Historia y del Atlas de Camagüey, obra realizada en 1991. En este mismo año, al crearse la Dirección Provincial de Patrimonio Cultural, fue nombrado Especialista Principal en Museología e Historiador de dicha Institución, en la cual asesoró las investigaciones históricas del Equipo Técnico de Conservación y Restauración de Monumentos.
En febrero de 1999, coincidiendo con un aniversario más de la creación de la Villa de Puerto Príncipe, el Centro Provincial de Patrimonio desarrolló un curso acerca de la historia, la arquitectura y las tradiciones de la ciudad, en el cual Gustavo Sed jugó un relevante papel por las valiosas informaciones y experiencias transmitidas.
Entre sus colegas que le ayudaron a difundir la extensa documentación de su archivo personal se encuentra Ana María Pérez Pino, especialista del Museo Provincial y Roberto Méndez Martínez, investigador, poeta y ensayista.
En armoniosa unión este trío de talentosos autores publicaron: El Cementerio General de Camagüey, Historia de la Pedagogía Musical en Puerto Príncipe, La Historia de la Sociedad Filarmónica, entre otras.
Por su parte, Sed nos legó numerosos artículos publicados en el periódico Adelante con el nombre de Mis queridas calles camagüeyanas, sección conformada con interesantes retazos que reflejaban el acontecer histórico y cultural de una de las ciudades más pretéritas de Cuba.
De cada calle él conocía sus moradores y otros sucesos que venían a despertar un mayor interés en el lector por el costumbrismo y otras noticias del Puerto Príncipe y del Camagüey. También aparecieron sus artículos en las revistas: Cuba Internacional, Las Clavellinas, Resonancia, Bohemia, entre otras.
Como si quisiera ahorrar tiempo ante el volumen de datos, Gustavo prefería tener la compañía de otros especialistas que suplieran su pluma. Así aparecieron sus obras Generales Camagüeyanos, Papeles de El Mayor, Biografía de Agramonte y otros. De indudable éxito científico resalta la obra: Frasquito Agüero: independentista y bolivariano, El Camagüey en Martí, último libro en publicar, junto al escritor y ensayista Luís Álvarez Álvarez.
Poco después de su muerte vio la luz Visión de la Guerra, obra compartida con la historiadora Elda Cento Gómez, llena de valiosos testimonios recogidos en las cartas de Consuelo Álvarez de la Vega, principeña que vivió los tiempos de la Guerra del 95.
Poseía una mente prodigiosa, donde acumulaba minuciosa información de la historia del Camagüey. Como señalara José Rodríguez: «La gente no lo conoció tanto porque tuviera tal o cual publicación, sino porque él mismo era un libro abierto…»(2).
Como era justo reconocerse, recibió premios y menciones de diversas instituciones, organizaciones y organismos. Por su prolífica obra le fue conferido el Premio de Investigación del Ministerio de Cultura, que recibió rodeado de sus compañeros y compañeras en octubre de 1996. Sin desfallecer se entregó a la asesoría histórica del proyecto de la Plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz.
Ya en los últimos años de su vida laboró en el programa radial En Frecuencia, el cual salía al aire los domingos a las 9:00 de la noche. Las grabaciones de este programa se hacían dialogadas entre el historiador y la locutora Rebeca Burón Marín, siempre buscando crear una expectativa en las temáticas historiográficas de la localidad para atraer la atención del oyente. Sed disfrutaba cada emisión y tenía un gran sentido de pertenencia a este programa.
Sus habilidades con las fuentes documentales, los vastos conocimientos sobre la historia del terruño, la disposición de colaborar con todas las personas urgidas de información, hicieron posible que fuera reconocido públicamente como el Historiador de la Ciudad, mucho antes de ser designado oficialmente para este cargo por la Asamblea Municipal del Poder Popular, el 2 de febrero de 1999. Al decir de Elda Cento, Gustavo fue un poco un historiador de frontera: tenía mucho del acucioso, del que busca la última comita y última pelusa del suceso, pero también tenía… del más contemporáneo, dotado de mecanismos de la historiografía actual…él era un historiador de detalle.
Desempeñando ya el puesto, estuvo presente en los más importantes proyectos emprendidos por la Oficina del Historiador, siempre dando sugerencias e ideas novedosas, razón por la cual aún hoy, muchos especialistas lo toman como un referente necesario en cada obra que se ejecuta.
Vale señalar que el Historiador nunca tuvo oficina oficial en la Institución debido al delicado estado de salud que presentaba, por lo que pasó a ser un consultor en su propia casa; sin embargo, siempre estuvo dispuesto a dar sus conocimientos sin esperar nada a cambio.
Desdichadamente, solo pudo tener la satisfacción de sentirse útil con esa responsabilidad durante un año, debido a que la muerte le privó de ese privilegio, «la pérdida es irreparable; la de Sed, además, nos deja sin la referencia precisa, la anécdota inédita, sin el maestro, el compañero, el amigo […] sin el insustituible minucioso batallador, sin la infinidad histórica por conocer»(3).
Su cadáver mereció ser velado en el salón principal de la funeraria de la Caridad, cubierto por la bandera nacional y otras condecoraciones recibidas, y con guardia de honor realizada por compañeros y allegados. Desde horas muy tempranas, el lugar reunió una grandiosa multitud que luego acompañó el cortejo fúnebre, precedido por la banda municipal.
Ya en el pórtico de la Necrópolis, el Dr. Jorge Veranes Salinas, jefe del Departamento Ideológico del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba, remarcó las méritos excepcionales de este Hijo Ilustre de la Ciudad de Camagüey, que ganó con su actuar el honor de haber sido nombrado Historiador de la Ciudad el 2 de febrero del 2000 –fecha en la que el pueblo de Agramonte celebraba otro cumpleaños de la antigua villa de Santa María del Puerto del Príncipe. A esta ciudad, justo un año después, le ofrendaría su vida.
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Notas
1. La obra, editada por la Editorial Dorrbecker en 1928, había sido escrita por el abogado Eugenio Betancourt Agramonte, nieto del Mayor Agramonte.
2. Rodríguez Barreras, José: Hablar de Gustavo. Revista Senderos, No. 4, enero-junio 2006.
3. Delys Cruz, María: Oda por un camagüeyano insustituible. Periódico Adelante. Camagüey, Sábado 5 de febrero del 2000.
Artículo: Gustavo Sed Nieves: imprescindible Historiador de la Ciudad de Camagüey, Autor: Lic. Mirlyett Malvares Álvarez, Tomado de www.ohcamaguey.co.cu