Portal Cultural de Camagüey

domingo, noviembre 24, 2024

Guillén, el hombre que trae esperanzas y versos

En la ciudad se escucha un son entero. La tarde pidiendo amor y allá a lo lejos, la música hace de amiga para alegrar los corazones que parecen escapar de los inmensos ventanales.

Hay silencio. Tanto que puede escucharse la tierna melodía de una nana; se duerme un niño, es mulato, malcriado por dos abuelos. Dicen los vecinos, que bien saben de llantos y risas infantiles, que una y otra vez, antes de pescar el sueño pide su parte preferida del poema de Sapito y Sapón.

Cierra los ojos pequeñitos y mientras descansa para volver a robar sonrisas un muchacho tararea bajito un canto negro, otro suspira y mira al cielo como quien espera un amanecer mejor, uno así donde una mujer nueva, como una diosa recién llegada, tenga el mundo a sus pies, dispuesto a lidiar con tanto tren.

Y entre pensamientos puede escaparse un suspiro que esconden detrás logros, nostalgias y dolor ante una realidad difícil que exige de la fuerza de un repique bronco o de un allá voy a una sola voz de blancos y negros.

Un anciano burla el aburrimiento con el libro que dejó a medias y perdido en la inmensidad de sabias palabras recibe los primeros rayos del sol que indican otro día para la ciudad de Nicolás, el poeta que acompaña en julio.

Es Guillén, el camagüeyano que viene de andar y se queda, trae sus heridas y las une con las nuestras; es Guillén el hombre que trae esperanzas, versos…

Vengo de andar y aquí me quedo,

con mi pueblo.

Vengo con mis recuerdos,

vengo con mis heridas y mis versos.

*Los versos que se refieren al final de esta crónica corresponden a Elegía camagüeyana, de Nicolás Guillén

Por Yusarys Benito Deliano/Radio Cadena Agramonte