Estudiantes de academia camagüeyana participan en concurso mundial
Camagüey- Cuatro estudiantes de la Academia de las Artes Vicentina de la Torre han sido admitidos para competir en el concurso mundial que tendrá lugar en La Habana del 13 al 20 de abril, mientras que otros cuatro participarán en el Encuentro Internacional para la Enseñanza del Ballet.
Este reconocimiento subraya el esfuerzo y la calidad de la formación en Camagüey, pero también pone en evidencia las dificultades que enfrentan los jóvenes bailarines en comparación con otras academias del país.
Sin desconocer su entrega y talento, los estudiantes de la Vicentina deben lidiar con carencias materiales y con la imposibilidad de presentar ahora sus obras en el Teatro Principal de la ciudad, una experiencia esencial para su desarrollo escénico, aunque ni siquiera la graduación de los alumnos de cuarto año será este curso en un teatro.
Según Carlos Peña, jefe del departamento de Ballet, realizarán una presentación el día 15 de marzo en la sede del Ballet Contemporáneo de Camagüey. “Nosotros a través del Consejo de las Artes Escénicas teníamos proyectado el Teatro Principal para presentar todas estas obras… pero por problemas con la electricidad no se nos concedió el teatro”, lamentó.
El directivo añadió que “el 15 tenemos la graduación de los 12 estudiantes de cuarto año, quienes andan de prácticas preprofesionales. De ellos hay ocho en el Ballet de Camagüey. En esa función también se va a presentar lo que se lleva a La Habana”.
Este es un obstáculo significativo para el crecimiento profesional de los alumnos, ya que, como señaló Iradiel Rodríguez, solista del Ballet de Camagüey y ensayador de los estudiantes, la experiencia escénica es irremplazable: “Cuando nosotros estudiábamos, bailábamos cada 15 días en el teatro. Eso es importantísimo y ellos en esta etapa no han bailado un día en el teatro. Ahora se van a enfrentar a un escenario dentro de un concurso internacional”.
Las condiciones materiales también dificultan la preparación de los alumnos. Rodríguez menciona que algunos llegan a ensayar sin haber almorzado lo suficiente, y que muchas veces carecen de zapatillas o resbalan por la falta de pez rubia, un material indispensable para el agarre en el escenario. “Es complicado exigirles si faltan medios”, explicó.
A pesar de estas limitaciones, el compromiso de los maestros y ensayadores ha sido clave para preparar a los muchachos. Idalenis Martínez, solista del Ballet de Camagüey, destacó lo enriquecedora que ha sido su primera experiencia como ensayadora, al ver reflejado en los estudiantes lo que ella misma vivió como bailarina y al ayudarlos a mejorar técnica y expresivamente.
Recientemente, los estudiantes realizaron una presentación en un salón de la Vicentina, donde estuvo presente la experimentada ensayadora Elda Armengol, quien acompañó el proceso de perfeccionamiento de los jóvenes talentos.
En esa función, dedicada a la maestra Ramona de Saá (1939-2024), figura clave de la llamada Escuela Cubana de Ballet, los seleccionados al concurso interpretaron diversas variaciones: Irina Beltrán Caballero presentó Pájaro azul, Yerián Rodríguez Castellanos interpretó Paquita, mientras que Beatriz Pérez Saladrigas y Camila López Ayo ejecutaron dos versiones de Paquita española.
Además, los grupos de primero, segundo y tercer años de nivel elemental presentaron escenas del bailable de La Muñeca Encantada, y los de nivel medio el pas de trois de El Lago de los Cisnes, el pas de deux Granada, variaciones masculinas de Cisne Negro y La Fille Mal Gardée.
Carlos Peña también resaltó el papel fundamental de las asesoras metodológicas Acela Piña y María Eugenia Reyes en el proceso de selección y preparación de los estudiantes. En particular, María Eugenia representa la generación fundadora del Ballet de Camagüey bajo el liderazgo de Vicentina de la Torre, un pilar además en la tradición de la academia.
Este panorama evidencia la entrega y el sacrificio de estudiantes y maestros, pero también la urgente necesidad de mejores condiciones para la formación dancística en Camagüey.
El talento existe, pero sin acceso a los recursos adecuados y sin la posibilidad de presentarse en un teatro, la competencia con otras academias del país e internacionales se vuelve aún más desafiante. La pregunta que queda en el aire es: ¿cómo garantizar que estos jóvenes reciban la preparación escénica que merecen para poder demostrar su verdadero potencial?
Por Yanetsy León González/Adelante