La III Bienal de Diseño continúa aportando saberes y experiencias en Camagüey. El viernes resultó otra jornada de actividades teóricas, como el panel “Bioarquitectura: diseño y utopía”, moderado por la arquitecta Adela García Yero. En este debate participaron relevantes arquitectos, historiadores, diseñadores y estudiantes, para dialogar sobre la relación entre esas disciplinas.

En la tarde, niñas y niños disfrutaron de un Taller de reciclaje, diseño y fabricación de juguetes ecológicos. El creador Pablo Muñoz, más conocido entre los infantes como el payaso Natilla, hizo del patio del Fondo de Bienes Culturales, un lugar más colorido y de su público, personas más motivadas por el reciclaje en función del arte.

“Reciclarte es un proyecto a través del cual el payaso enseña a amar la naturaleza y a reciclar desde la perspectiva del arte y crea medios de enseñanza didácticos, funcionales y muy prácticos. Inculcar desde las pequeñas edades el valor de reciclar mediante procesos creativos y en esta oportunidad, dentro de la Bienal de Diseño, es muy importante para la formación de nuestros niños y reporta beneficios para la sociedad”.

Así afirmó el artista infantil, quien además, fue sorprendido en plena actuación, con la entrega de la distinción Raúl Gómez García, que otorga el Sindicato de Trabajadores de la Cultura.

Reciclarte también se tituló la exposición colectiva que tuvo lugar en la galería Amalia del propio Fondo. Mientras la audiencia más pequeña pintaba con sus propios trazos muebles de madera en el patio, esta muestra abría sus puertas hacia la exposición de muebles, juguetes y objetos utilitarios fabricados con materiales reciclados.

Otra expo colectiva prestigia esta Bienal: Tinta bajo la piel, sobre la piel presencia, disponible en la galería Larios y con la participación del proyecto de modas Presencia, de Ciego de Ávila.

La utilidad del diseño y su aplicación en diferentes campos, disciplinas y para todas las edades pudiera ser un resumen de este viernes de Bienal, evento que propone alcanzar lo posible y más allá, desde nuestros espacios locales y autóctonos.

Por Legna María Caballero Pérez/ Adelante

Foto: Leandro Pérez Pérez/Adelante