Bernabé Boza Sánchez
Juan Nepomuceno Boza Agramonte y María Sánchez Loret de Mola, pertenecientes a distinguidas familias principeñas, fueron los padres de Bernabé Boza Sánchez, nacido el 4 de Febrero de 1858.
«Bebé», como afectuosamente le llamaban, inició sus estudios a temprana edad en una de las pocas escuelas de instrucción primaria que funcionaban en Puerto Príncipe y en 1867 ingresó en el Instituto de Segunda Enseñanza para cursar el bachillerato.
El inicio de la Guerra de los Diez Años y la incorporación de su familia a la revolución su determinaron emigración con una tía a Barcelona donde continuó estudios. Luego de varios años, pasó a los Estados Unidos.
La muerte de familiares y en especial el fusilamiento de su padre como expedicionario del Virginius el 7 de noviembre de 1873, motivaron su regreso a Cuba y la incorporación a las fuerzas revolucionarias de Camagüey. «Se me destinó al primer escuadrón de caballería «Agramonte» y al pelotón del cabo Demetrio Mola, un negro de alma pura y hermosa y de vergüenza presente a todas horas», escribió posteriormente.
Con dicho escuadrón participó en varios combates, entre ellos el del Carril de Cachaza, La Unión de Llanes, el puente de Carrasco, La Gertrudis y el Asalto a Cascorro. Posteriormente pasó a Las Villas para unirse al contingente invasor, y combatió en Loma del Jíbaro, Manajanabo, Los Abreu, El Santo y el ataque a la ciudad de Santa Clara.
A fines de 1876 regresó a territorio camagüeyano y estuvo presente en las acciones de Los Peralejos, El Oriente, Zanjón, Imías, San José del Tínima, Antón y Tunas de Guáimarillo. Al concluir la contienda era sargento del Primer Escuadrón del Regimiento de Caballería «Agramonte», con solo veinte años de edad y una hermosa hoja de servicios.
Durante la Tregua Fecunda residió con su familia en Puerto Príncipe y alternó el trabajó de la tierra en la zona de San Jerónimo, finca El Consuelo, que había pertenecido a su padre, con la labor de secretario de los juzgados municipales de San Jerónimo y Las Yeguas.
En 1895, durante el ataque y toma de San Jerónimo el 22 de Junio, se incorporó a las fuerzas del mayor general Máximo Gómez. Como sargento del Regimiento «Agramonte» se destaca en el combate de Ciego Molina y el Generalísimo lo nombra teniente y jefe de su escolta.
En los preparativos de la invasión, Gómez le encomendó la reorganización de la misma, pues deseaba ser acompañado únicamente por hombres resueltos y decididos. Días después, Boza se presentó al Generalísimo y le dijo «General, estos hombres nos han de seguir a todas partes, ya había previsto el caso y tengo mi gente preparada para la hora que usted decida marchar».
Tal como dijo, la escolta demostró su valor en los combates de Pelayo, Iguará, Mal Tiempo, Calimete; su jefe fue ascendido a teniente coronel en mayo de 1897. Poco tiempo después, en agosto, obtuvo grados de coronel y fue designado jefe del estado mayor del general Gómez.
El 11 de julio del año siguiente, mientras se encontraba en Cayo Hueso en comisión especial del Cuartel General, obtuvo los grados de general de brigada. Regresó en agosto del propio año, después de cumplir su misión de entrevistarse con el Jefe de Ejercito de los Estados Unidos.
Concluida la guerra y ocupada la isla por las fuerzas interventoras norteamericanas, fue designado alcalde de Santa María del Rosario, cargo que desempeñó con reconocido celo. Al instaurarse la República Neocolonial, el 20 de mayo de 1902, ocupó un escaño en la Cámara de Representantes, electo por la provincia de La Habana.
Su obra «Mi Diario de la Guerra desde Baire hasta la intervención Americana», es de gran valor para el estudio y conocimiento de la Guerra del 95.
En 1906, después de la reelección de Estrada Palma y durante la llamada «Guerrita de Agosto», a pesar de ser contrario al Gobierno, se puso de su parte con el propósito de salvar al país de la ingerencia extranjera. Con un grupo de veteranos y otros que se le incorporaron, salió al campo en busca de los alzados, para hacerlos desistir de sus propósitos, y que volvieran a la legalidad. Comprendiendo la traición de Estrada Palma y decepcionado, Boza disolvió sus fuerzas y se retiró a su hogar.
Muere en La Habana el 16 de mayo de 1908; triste, por no ver a Cuba libre e independiente; pobre, después de haber sido su familia una de las más adineradas de Camagüey; pero satisfecho de que estos ofrendaran a la patria sus vidas y propiedades.
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Nota
Como documentación fue utilizada la biografía publicada por Gustavo Sed Nieves en Generales Camagüeyanos, Departamento de Orientación Revolucionaria del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba, Camagüey, 1980. pp. 18-22.
Autor: MsC. Ricardo Muñoz Gutiérrez, Tomado de www.ohcamaguey.co.cu