Agramonte en Jover
No pintó sobre lienzo ni con acrílico. No había materiales, digamos, esos materiales. Buscó nylon y con pintura de aceite volcó todo el universo simbólico. Joel Jover también cosió, pegó, martilló… para expresar una visión muy peculiar sobre Ignacio Agramonte, el héroe epónimo de Camagüey.
Cada pieza lleva una tesis de doctorado, o para quien no quiera enredarse en vericuetos semióticos, solo bastará la disposición para sentir tanto de lo dicho, de lo llorado y de lo soñado. Delante de la exposición titulada La Patria os contempla orgullosa recordé otra suya: El arte de reciclar el arte. Es un experto en eso. Hay de todo en los detalles, hasta los botones encontrados en su patio.
La serie fue presentada al público por primera vez en diciembre en la galería Fidelio Ponce, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey. Ahora, ocho obras forman parte de los fondos de la Casa Natal de El Mayor, donde Agramonte vino al mundo hace 181 años.
Precisamente, en este museo, para la conmemoración del sesquicentenario de su muerte, el 11 de mayo, al caer la tarde y con las buenas señales de un repentino aguacero, quedó abierta la exposición que habla de un héroe con los códigos del arte moderno, del expresionismo, y no desde el canon de la academia.
“No tengo interés en hacer «negocio» con Agramonte, sólo que me sirva para hacer la obra, que permanezca y que las personas lo aprecien”, enfatizó Jover antes de ofrecer una visita guiada a través de cada pieza. Predomina el gris por la intención de narrar el dramatismo de una vida truncada a los 32 años de edad.
El primer cuadro representa a la Patria que eleva el cuerpo del hijo a las alturas, mientras lleva en el vientre la muerte de otro gran hijo, José Martí, Héroe Nacional de Cuba. El segundo evoca la limpieza del cadáver, por eso entre las figuras está el padre Olallo. El tercero es una piedad y el cuarto interpreta la caída en combate. Siguen dos retratos. Luego, la incineración. El octavo confirma la libertad del artista, ese gusto que no pueden darse los historiadores, porque Jover planeó y logró el encuentro de Agramonte y Martí, cubanos imprescindibles hoy para edificar con dignidad, con arraigo, la nación.
Durante tres meses, el público dispondrá de esa exhibición en el salón de la Casa Natal destinado a las artes visuales. Además, cinco cuadros de la misma serie La Patria os contempla orgullosa pasaron de manera permanente a la Plaza de la Revolución Ignacio Agramonte.
Por Yanetsy León González/Adelante
Foto: Cortesía de R.P. Labrada