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jueves, noviembre 21, 2024

Desenredo de una trama

El Ballet Contemporáneo de Camagüey (BCC) cumple años el 23 de mayo. La compañía liderada por Lisandra Gómez de la Torre toma ese día y no el 22, porque consta así en una suerte de acta de nacimiento.

Adelante celebra su permanencia con una mirada a protagonistas y procesos, sin perder la ilusión de que pueda ofrecer el programa por el aniversario 22, pensado con invitados, varias obras y funciones adentro del Teatro Principal.

La situación crítica de la provincia, de limitación con los portadores energéticos impidió la puesta en escena en el coliseo, pero no dejó de presentar obra al público, en un espacio alternativo.

La compañía estrenó Enreda2, de la coreógrafa y directora Lisandra, en el parque frente al Teatro Principal. Diannys González Escalona y Kervin González Arencibia fueron los intérpretes solistas, dueto premiado días atrás en el Concurso de Coreografía Fernando Alonso in Memoriam.

Para ella, “es hora de que la compañía <<explote>> y se reconozca el trabajo. Ya tenemos avanzada una carrera como bailarines. Nuestros maestros nos están impulsando a tener una como coreógrafos”.

Junto a la directora y al primer bailarín y maestro Jesús Arias Pagés, el tercer rostro más experimentado se nombra Mariam Romero Viamontes, quien apoya la perspectiva de enriquecer el repertorio. Recordemos que surgió como proyecto de autor Endedans, de la mano de Tania Vergara.

El resto del elenco es jovencísimo, prácticamente de recién graduados, entre ellos, Dennis Lennier Pérez Rodríguez. Allí cumple el servicio social e incluso bajo esa obligatoriedad tiene palabras de elogio:

“La compañía me ha aportado mucho para el desarrollo técnico-artístico y la madurez en el escenario. A pesar del dolor, del cansancio, no hay nada mejor que el aplauso del público. Es increíble ver cómo te admiran como profesional y como persona”.

Viviana Silva Álvarez quiso formar parte del elenco, por eso emigró de Las Tunas a Camagüey, hace tres años y medio. Egresada de danza de la Escuela Vocacional de Arte Luis Casas Romero, imparte clases allá y en la Academia Vicentina de la Torre:

“Ese cúmulo de aportes ha motivado querer decir desde mi forma. Camagüey es una ciudad que te brinda oportunidades. Tiene la representación de los estilos principales del mundo de la danza: clásico, contemporáneo y folclórico”.

En el mismo concurso, Viviana y Diannys alcanzaron el Tercer Premio por la coreografía Nosotros, defendida por alumnos del nivel medio. El BCC acaparó los lauros del nivel profesional. Diannys, Mariam y Viviana ganaron el Primer Premio de Coreografía por Si no es ahora, ¿cuándo? Diannys se alzó con el Gran Premio de Interpretación femenina por la obra Reflexión, de Kevin González, quien mereció por esa propuesta el Segundo. Viviana y Dennis lograron el Tercero por Identidad, que a él le valió el de interpretación masculina.

Otro jovencito, el músico Adrián Cancino Rossell, se ha convertido en el compositor del BCC. Enreda2 es la cuarta colaboración, antecedida por Barreras, Siluetas y Café con leche. Asume cada encargo como una meta en ascenso. Trabajó la primera con los cánones de la música clásica y la interpretó en vivo con una orquesta de cámara. La segunda fue más experimental, con figuras sonoras a partir de referencias de Astor Piazzolla. En la tercera, netamente cubana, incluyó tambores batá. Para Enreda2 desarrolló el latin jazz, algo que no había hecho ni como instrumentista ni como compositor. El resultado cobra mayor relevancia si damos un dato: Adrián es autodidacta.

─¿Cómo fluye el diálogo coreógrafa-compositor?

─Hacemos un trabajo de mesa en el que Lisandra va creando figuras danzarias, bocetos con movimientos generales, expresiones corporales y faciales. Luego el aporte es mutuo. Ella con movimientos me hace poner sonidos incidentales, cambios de ritmo, de temperamento. Todo se experimenta durante el proceso.

─¿Has estado siempre dispuesto frente a cada encargo?

─A Lisandra no le diría que no por varias razones. Escribir para la danza contemporánea ya me entusiasmaba. En el BCC vi una manera de trabajo. Los integrantes son voluntariosos, aunque estén exhaustos. Llego para las pruebas cuando van terminando, desfallecidos, y se paran a bailar como si empezara el día. Además, Lisandra tiene una manera de dirigir muy familiar. Es raro no verla el día entero rodeada del colectivo. De allí salieron amistades, por ejemplo, con el sonidista Boris, bromeamos como si fuéramos familia. La cuestión va más allá de hacer música o danza, es vivir, ser buena persona, ser lo mejor posible.

El BCC se ha sostenido sobre los hombros y con el pecho de una pareja de primeros bailarines, Lisandra y Jesús. Ambos han sido brillantes en la escena. Esa química también los unió en la vida personal. Como maestro, él se ocupa de enseñar a moverse de acuerdo a la estética de una compañía que decodifica el ballet y otras prácticas, entrena el cuerpo para responder al pedido coreográfico.

─Ahora eres el que moldea, ¿cuál es tu metodología?

─Yo experimento el ánimo. Me ayuda a crear para las clases. También me apoyo en lo que aportan, me baso en sus condiciones físicas. Descubro y uno a mi manera de pensar y crear, lo que ellos traen. Lo traslado a mi cuerpo, trato de vivirlo e implicarlo en la clase, aparte de lo que aprendí en mi recorrido. Yo siento la danza en mi cuerpo como la sangre que corre por mis venas. Cuando sientes eso en el interior, eres un manantial y nunca vas a cesar de dar algo nuevo.

─ ¿Cómo manejas con los alumnos las modas de las danzas callejeras?

─Para mí es genial siempre y cuando no pierdan su identidad. Deben incrementar conocimiento, probar diferentes formas y crear un gigante con las tendencias. Una explosividad de movimientos dura segundos, minutos, pequeños momentos; nadie puede bailar así una noche. Les digo: no se dejen engañar por las redes, simple y llanamente cójanlo, inténtelo hacer tal cual hasta aprender el camino del movimiento, pero descubran el aporte en ustedes.

Como una madre es querida Lisandra allí. Lleva 19 años en la agrupación de danza contemporánea, porque no deja de contar sus inicios en Endedans. Como primera bailarina también hacía obras propias, impulsada por Tania Vergara. Ahora cumple 5 al frente de la agrupación transformada en el 2014 en compañía de repertorio, que ha invitado a coreógrafos como el cubano-estadounidense Pedro Ruiz, el puertorriqueño Eric Rivera y el danés Jens Bjerregaard.

“Si yo no hubiera tenido el apoyo de Tania Vergara, que fue capaz de llevar tantos años a una compañía, no estuviera hoy aquí; y sería injusto no dar esa oportunidad a los jóvenes como me la dieron a mí”, cuenta la líder ocupada del proceso de formación para la identidad de la compañía en el escenario.

En el “Fernando Alonso in Memoriam” recibió el Segundo Premio, compartido con la maestra Lila Martínez de la Torre, en la categoría de Nivel Profesoral. Además, sobresale su rol como profesora de la Vicentina: “Las escuelas nutren y también nos ayudan a pensar y repensar en las maneras de decir. Estar de maestra en la escuela que me formó me ha ayudado en mi propio crecimiento”.

Aunque motiva a canalizar inquietudes coreográficas en sus propios bailarines, e invita a renombrados creadores, sus piezas apuntan a la cristalización de una estética de autor, de ahí la insistencia por estrenar una obra propia en cada aniversario: “Como coreógrafa una va creciendo y ellos se van convirtiendo en cómplices. Con Enreda2 intento que nunca se desaten los bailarines en escena. No es una obra conceptual, sino para disfrutar como se disfruta el jazz a través de historias de amor, de risa, de amistad, de tocarnos, mirarnos y dialogar a través del cuerpo. Es la conexión en las relaciones humanas. Por eso, lo más importante para este aniversario es conectar con el público camagüeyano y con la enseñanza artística”.

Por Yanetsy León González/Adelante

Foto: Leandro Pérez Pérez/Adelante