Memoria de la infancia
La nostalgia marcó el segundo día de actividades de las Jornadas ArteCómic 2023 en esta provincia. No importaron los impedimentos (calor y falta de fluido eléctrico) en la sede de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHCC), para que Oreidis Pimentel Pérez, especialista de la Casa de la Diversidad y, lo que parece más bonito, coleccionador de historietas, ofreciera a la audiencia una presentación carismática e interesante, como solo puede ser algo relacionado con el cómic.
Con el título «Una perspectiva de los estilos gráficos del cómic cubano durante los años 80 a través de la revista Pionero», Pimentel demostró la aún desconocida magia de aquellas historietas cubanas para niños, que también encantaron a todos los de casa.
Con un resumen sobre los orígenes de la revista desglosó poco a poco las características particulares de la misma y el estilo que la definió. Desde el uso de las tintas; negras, grises y rojas, sus dibujantes más destacados y los temas que abordaba; fantástico, literario y ficción, el coleccionista hizo una síntesis del contenido de las historietas que vieron la luz entre los años 1988-1989, a partir de 24 muestras del total de 86 volúmenes.
«En aquella época era una revista muy consumida por todo público, debido a su puntualidad y costo módico; la vendían en todos lados», aseguró.
De igual forma agregó que Pionero fue el primer acercamiento que tuvo la juventud cubana con la cultura universal y concentró a varios caricaturistas que comenzaron a desarrollarse de manera empírica en la gráfica. Artistas como Domingo García y sus temas detectivescos, Virgilio con los famosos personajes Pucho y Supertiñosa, Luis Lorenzo con Matías Pérez, Juan Beltrán y su toque fantástico, entre otros.
Pimentel propone digitalizarlas, para que prevalezcan y las nuevas generaciones puedan conocer las ediciones que hicieron proliferar al arte cómic de la época.
«En el momento existía un gran movimiento de aficionados, jóvenes enviaban sus trabajos caricaturescos a los concursos. Nuestra tarea es recuperar esa motivación social y convocar a la gente para que se recupere este estilo artístico», argumentó.
Entre las anécdotas de abuelas que robaban las revistas de sus nietos para leerlas, la influencia del western spaghetti en las singulares escenas de violencia y la fascinación de ver números originales de Pionero en perfecto estado de conservación, transcurrió la mañana.
El invitado especial del evento, Alexander Izquierdo, hizo énfasis en la importancia de un trabajo como este, prácticamente inédito por el trato que hace sobre los guiones de las historietas cubanas, la significación que le da al uso de este tipo de recursos para el aprendizaje de niños y jóvenes, así como el rigor investigativo que requieren las historietas para tener calidad y cumplir estándares de veracidad en caso de estar influenciadas por hechos históricos.
Por un momento se coló en la sala un aire melancólico, cuando Pimentel recordó como fue aquel niño alguna vez enfermo en el hospital, que solo pedía una Pionero para oler la tinta mientras leía la continuación de su historieta favorita, «quiero saber qué fue lo que pasó», recordaba sus palabras de hace muchos años atrás.
Si bien los inicios de Pionero en 1977, en Editorial Abril, marcaron la vida de muchos lectores con sus historias de personajes y dibujos creativos que llegaban a rememorar al cine, su decadencia y desaparición todavía son cuestiones especulables. De cualquier manera, desde el proyecto que ArteCómic emprende con la OHCC, la búsqueda de la salvaguarda del patrimonio a través de la historieta promete un futuro mejor para todo el gremio, que aguarda desde hace años por una visión artística, patrimonial y multisectorial del cómic cubano.
Por Lauren Pérez Muñoz y Chelsea Martínez Riera /Estudiantes de Periodismo
Foto: Cortesía de Fred Munster