Quiero, a la sombra de un ala…
A Gaspar Sánchez King le dieron ayer la distinción más grande que reciben los trabajadores del sector de Cultura en Cuba. Se puede aspirar a la “Raúl Gómez García” si has trabajado como mínimo 20 o 25 años. Gaspar tiene 81 años de edad. Hombre de teatro. Mucho de lo hecho por la cultura cubana ha sido gratis.
Ayer, después del protocolo, conversamos de lo lindo. Él cuenta su carrera profesional desde 1951, acompañado al piano por el maestro Vitaliano Millé. Era un niño de 10 años.
Aprovechaba el receso escolar para ver las clases de música del vecino. Un día Vitaliano lo invitó a entrar y le hizo una prueba de aptitud. Sabía poemas de José Martí. Hizo Quiero, a la sombra de un ala (o La niña de Guatemala) y Los dos príncipes. A la semana siguiente debutó en el cine-teatro Camagüey.
Mientras mencionaba el primer poema recitado, me hallé también de niña en mi escuela primaria en ensayos y matutinos con Julia Tabío, mi maestra de Historia. Ella nos ponía a dramatizar los versos de Martí. Yo fui la niña de Guatemala, aquella que murió de amor.
En mi breve carrera de periodista, Gaspar Sánchez King ha sido siempre afable con la prensa pública, conmigo. Todavía lo recuerdo en el entierro de su gran amiga Candita Batista, Vedette Negra de Cuba. Delante de la tumba cubierta de flores, él cantó el tema afro que ella le había pedido aunque fuera sin tambores.
Hoy es el Día del Trabajador de la Cultura en Cuba. Felicito a mis colegas, y de manera particular a Gaspar porque no ha trabajado ni por dinero ni por vanidad. Hay momentos de realización profesional que nunca compensará un salario. De eso va la vida, de alcanzar tus metas, de que otros sean felices por lo que tú eres capaz de hacer.
Por Yanetsy León González/Adelante
Foto: De la autora