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jueves, noviembre 21, 2024

Alfredo Álvarez Mola

Medio siglo del asesinato de «ese gran hombre, ese gran cubano que fue Alfredito», como lo calificara el comandante Camilo Cienfuegos en discurso pronuciado en Camagüey, el 1° de mayo del ’59, deviene oportunidad insoslayable para remembrar la vida de tan destacado revolucionario camagüeyano.

Nacido en Ciego de Ávila el 21 de agosto de 1922, niño aún es trasladado por sus padres a esta ciudad.  Aquí resaltó su inteligencia, particularmente manifestada desde sus años de estudiante en el Colegio Episcopal.  Sin embargo, la necesidad de buscarse la vida honradamente lo llevó a emplearse como mensajero a sus veinte años, al tiempo que exhibe intransigencia ante la injusticia.

Según consta en la causa No. 39 del 18 de febrero de 1942, Alfredo Álvarez Mola fue acusado de «falta de respeto» por dos agentes del desgobierno de turno, al recha­zar firmemente una humillación(1).  No resultó una casualidad, pues, que frente al golpe de estado del 10 de marzo de 1952 haya estado en contra de aquel acontecimiento.

Al repasar su vida revolucionaria, aparece su militancia en el clandestino Movimiento Nacional Revolucionario, en la Juventud Ortodoxa (ala iz­quierda del Partido al que perteneció Fidel Castro) y, marcadamente, en el Movimento Revolucionario 26 de julio (MR 26-7). Simultáneamente, se desta­ca como dirigente en el Sindicato Bancario, donde estuvo trabajando y enfrentó la camarilla de la CTK (central sindical amarilla, no revolucionaria, oficialista).

«En cierta ocasión ―recuerda en una entrevista que se le realizara José L. de la Guardia García, com­pañero cercano suyo― los bancarios de La Habana se lanzaron a la huelga y fueron despedidos.  Inmediatamente que Alfredito tuvo conocimiento del problema, convocó a las trabajadores de su sector a una huelga en apoyo a los colegas de la capital. Enterados los militares del objetivo, ocupan los bancos y, no obstante, por la insistencia de Alfre­dito, se logró un paro de un minuto como símbolo de solidaridad».

Siendo ya Responsable de Finanzas de la Sección Obrera del Movimiento revolucioanrio 26 de Julio (MR 26-7) y continuando como dirigente activo de los trabajadores bancarios, encabeza la huelga que los empleados del sector lleva­ron a cabo el 5 de agosto de 1957, en pro­testa por el asesinato de Frank País.  Otro tanto hizo al calor de la huel­ga del 9 de abril de 1958, cuando volvió a relucir su tenacidad y entusiasmo.

Pasada la fecha, subió a la Comandancia de Fidel, quien le orienta abrir un frente en la Sierra de Cubitas.  Una vez de regreso a Camagüey ―afirma el propio de la Guardia en la citada entrevista― le dice a sus compañeros: «No es solo quitar a Batista, sino hacer una verdadera Revolución, como lo soñó Martí».

Entretanto, crecía el prestigio de Alfredo Álvarez Mola.  Ya por este enton­ces era el Coordinador Municipal y Jefe Pro­vincial de Abastos del MR 26-7.  Con fundamento, en la causa 502 de 1958, del 12 de ju­lio del mismo año, se le acusa de enviar medicamentos y otros útiles para la guerrilla; mientras que en la investigación que los ór­ganos represivos de la tiranía llevaron a cabo contra los esposos Miranda García, se le reconoce como uno de los principales lí­deres del movimiento revolucionario en la región(2).

Tras no poder llevar a vía de hechos los propósitos en la Sierra del Norte de Camagüey a causa de un traidor, de nuevo bus­ca el corazón de la lucha para que Fiel decidiera qué otra tarea era necesaria ha­cer.  Entonces, conoció al Comandante Camilo Cienfuegos y se incorpora a la columna No. 2 Antonio Maceo.

Recordando esos tiempos, Camilo, en el mencionado discurso, subrayó: «Gracias a él, la columna Antonio Maceo logró llegar hasta el Río San Pedro.  Alfredo salió con nosotros desde la misma Sierra Maestra.  Diariamente salía a explorar, salía a buscar prácticos, salía a buscar co­mida, pues era uno de los pocos hombres que conocía la zona».

Una vez en Camagüey, Camilo le orde­na marchar ha­cia Florida y Ciego de Ávila, y garantizar suministros para la columna invasora.  Cumplida la misión orientada, intenta reincorparase al Ejército Rebelde, y fue sorpren­dido y asesinado en la finca de San Miguelito de Najasa, el 5 de noviembre de 1958, cuando solo días faltaban para el Gran Primero de Enero, triunfo de la Revolución Cubana.

Así, con su desaparición física, por derecho propio ganado como revolucionario consecuente, Alfredo Álvarez Mola entró en las hermosas paginas del patriotismo cubano.  Merece, pues, eterno reconocimiento.

Notas

1. Archivo Provincial de Historia. Minis­terio de Cultura, Camagüey.

2. En el Archivo referido.

Artículo: Alfredo Álvarez Mola, gran cubano y revolucionario consecuente, Autor: M.C. Noel Manzanares Blanco / Tomado de www.ohcamaguey.co.cu